lunes, 27 de octubre de 2014

Dos de tres

¿Pueden ser estas tres afirmaciones ciertas simultáneamente?
  1. Una persona es doctor en ciencias políticas.
  2. Esa persona tiene buenas intenciones.
  3. Esa persona propone un sistema de votación para elegir cargos no preferencial.
¿Y estas otras?
  1. Una persona es doctor en ciencias políticas.
  2. Esa persona tiene buenas intenciones.
  3. Esa persona cambia el sistema de voto en el último momento por otro que da menos libertad al votante.

viernes, 6 de julio de 2012

El Flash Crash y su relación con las TIC. Análisis y valoraciones éticas.


Introducción


El 6 de mayo de 2010 se produjo en las bolsas de EE.UU. un evento que se conoce como el Flash Crash. Ese día, el Dow Jones bajó un 7% en solo 5 minutos, recuperando toda la pérdida tan solo 20 minutos después. Durante algunos momentos, las acciones de algunas compañías estuvieron valoradas en un centavo de dolar, mientras que las de otras superaron los 100.000$.

Aunque probablemente la única causa no fue el uso de tecnología para la compra y venta de acciones, está claro que jugó un papel fundamental en ello.

La compra y venta electrónica comenzó en 1998 cuando se reguló por la U.S. Securities and Exchange Commission (SEC), y a partir de entonces su uso ha crecido exponencialmente. Esto ha dado lugar a que transacciones que antes se realizaban en minutos u horas, gestionado por personas, ahora se haga en milisegundos o microsegundos, controlado tan solo por un sistema que compara precios de oferta y demanda, llegando a generar lo que se conoce como High-Frecuency Trading, o negociación de alta frecuencia, en la que son algoritmos los que compran y venden las acciones, manteniéndolas periodos de tiempo muy corto.



Análisis de las posibles causas.


Aunque no se sabe con seguridad cuales fueron las causas de este evento, existen diversas teorías, y en todas ellas aparece la tecnología como factor o catalizador.

Según un informe de la U.S. Securities and Exchange Commission (SEC) y la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), la causa original fue la venta de una gran cantidad de acciones programada mediante un mal algoritmo que no tenía en cuenta el precio de venta, y debido a la negociación de alta frecuencia se produjo un efecto en cascada.

Otras teorías apuntan a causas similares, en las que se dio alguna orden de venta masiva a precio de mercado, lo que provocó que se fuese vendiendo a precios menores cada vez más rápido. Incluso sin tener en cuenta el efecto de la negociación de alta frecuencia, es algo que no habría podido producirse antes de 1998, ya que hubiese requerido horas y la intervención humana habría hecho que el error aflorase mucho antes.

Uno o varios errores informáticos es otra de las posibles causas: Un análisis ha comprobado que en momentos precios al Flash Crash se produjeron retrasos en la transmisión de los precios en la bolsa de Nueva York y algunas otras. Algunos sugieren que estos problemas pudieron generar un déficit de liquidez que ocasionase el problema. De ser válida esta teoría, un problema que simplemente habría producido un ligero retraso en las transacciones se convirtió en algo mucho mayor debido a los efectos de la compra y venta electrónica de acciones.

Y por último, la posibilidad de que fuese algo provocado. Se conocen manipulaciones de precios de mercado, desde el “miércoles negro” de 1992, en el que George Soros ganó más de mil millones de dólares devaluando la libra esterlina, o las recientes noticias de manipulación del Euribor. La programación de algoritmos que causen este efecto es desde luego algo factible en un mercado tan volátil. Dentro de esta teoría se apunta directamente a determinado tipo de operaciones realizadas por algoritmos de negociación de alta frecuencia.



Valoración.


El verdadero problema de ese suceso, fuese o no provocado, es que mientras los compradores durante los 20 minutos que duró la subida ganaron grandes cantidades de dinero, mucha otra gente también las perdió. Se estima que aproximadamente un billón de dólares cambió de manos en esa media hora. Y fueron precisamente los usuarios de algoritmos de compra los mayores beneficiados, y a la vez el ciudadano medio fue el más perjudicado (en EE.UU. es común la inversión en bolsa como forma de ahorro, y la mayoría de los planes de pensiones constan de ellas; este tipo de inversiones suelen contar con “medidas de seguridad” en las que se venden automáticamente las acciones si bajan de un determinado precio).

A los pocos meses se aprobaron normativas y mecanismos mediante los que se ponen cortafuegos a este tipo de eventos: Por un lado se han establecido los denominados circuit breakers, por los que se interrumpe automáticamente el comercio durante 5 minutos de cualquier acción que cumpla una serie de patrones establecidos. Por otro, se ha dado a la Financial Industry Regulatory Authority (FINRA) la autoridad para bloquear el comercio de acciones cuando detecte situaciones potencialmente peligrosas y los circuit breakers no sean aplicables. También se depuró la normativa mediante la cual se puede deshacer la compra o venta de acciones por considerarse errónea.

Está claro que la situación actual supone una mejoría, pero en mi opinión no dejan de ser parches que no atacan al verdadero problema. La inclusión de la tecnología en la compra y venta de acciones ha desvirtuado el significado de las mismas: El acto de comprar unas acciones ya no es una inversión, en la que el precio es acorde al valor y los resultados de la empresa, sino un acto de especulación, comprando y vendiendo el mismo paquete de acciones en menos de un segundo. No es un problema que no existiese antes, pero es algo que se ha agravado en órdenes de magnitud, y de hecho el Flash Crash no se habría podido producir antes de 1992. También se aprecia como cada vez más la volatilidad en las bolsas es cada vez mayor, con variaciones en el precio de una acción a lo largo del día cada vez mayores, de lo cual la negociación de alta frecuencia no es solo la causa, sino que sus usuarios son también los mayores beneficiarios.

Prohibir el la compra y la venta de acciones de forma electrónica no parece la solución, ya que agiliza el funcionamiento de ese mercado, y facilita al ciudadano medio su acceso. Pero limitar el uso de algoritmos para la compra y la venta de acciones, especialmente los de alta frecuencia, resolvería gran parte del problema. Por ejemplo, suponiendo que el Flash Crash no fue provocado, si la negociación de alta frecuencia hubiese estado prohibida, el problema habría afectado a un número de acciones muy reducidas (aquellas que fueron el origen) y en mucho menor grado.

Bibliografía


domingo, 5 de diciembre de 2010

Estado de alarma

Voy a empezar diciéndolo bien claro: No comparto ni las reivindicaciones de los controladores aéreos ni su forma de defenderlas.

Pero, ¿estaba justificado un estado de alarma?

Me he estado leyendo tanto la ley orgánica que define el estado de alarma [1], como el decreto por el que se ha declarado [2], como los artículos de la constitución a los que se hace referencia [3].

Y según lo iba haciendo, no sabía si reír o llorar...

Veamos, según la ley, en qué circunstancias se puede declarar un estado de alarma:
a) Catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud.
b) Crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves.
c) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se garantice lo dispuesto en los artículos veintiocho, dos, y treinta y siete, dos, de la Constitución, y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo.
d) Situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad.

A primera vista, leyendo esto, uno piensa "se han basado en la c". Aunque claro, para ello se deberían haber olvidado de leer eso de "y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo".

Pero es divertido ver en qué se basan para declararlo:

El artículo 19 de la Constitución española reconoce a todos los españoles el derecho  a la libre circulación por todo el territorio nacional. Dicho derecho está igualmente reconocido  a todas las personas en los Tratados y Convenios Internacionales de los que España es parte.
Las circunstancias extraordinarias que concurren por el cierre del espacio aéreo español como consecuencia de la situación desencadenada por el abandono de sus obligaciones por parte de los controladores civiles de tránsito aéreo, impiden el ejercicio del derecho fundamental mencionado y determinan la paralización de un servicio público esencial para la sociedad como lo es el servicio de transporte aéreo. Todo ello constituye, sin duda, una calamidad pública de enorme magnitud por el muy elevado número de ciudadanos afectados, la entidad de los derechos conculcados y la gravedad de los perjuicios causados.
Para recuperar la normalidad en la prestación del citado servicio público y restablecer los derechos fundamentales de los ciudadanos, hoy menoscabados, y habiendo fracasado todos los intentos para poner fin a la situación de catástrofe pública existente, es indispensable proceder a la declaración del Estado de Alarma en orden a eliminar los obstáculos que impiden su segura y continuada prestación.
Las medidas que se contienen en el presente real decreto son las imprescindibles para hacer frente a la situación y resultan proporcionadas a la extrema gravedad de la misma.
En su virtud, a propuesta del Vicepresidente Primero del Gobierno y Ministro del Interior, de la Ministra de Defensa y del Ministro de Fomento, y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 4 de diciembre de 2010.

O sea, que se basan en el artículo 19 de la constitución:

Artículo 19: Libertad de residencia y circulación.
Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.
Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de España en los términos que la ley establezca. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.

En primer lugar, no me deja de resultar chocante que "impedir viajar en avión" signifique lo mismo que "impedir circular por el territorio nacional" o "entrar y salir libremente de España".

En segundo lugar, me ha hecho gracia leer eso de que tengo derecho a elegir libremente mi residencia, precisamente en estos tiempos, y me pregunto por qué no defienden igual este derecho.

En tercer lugar, hacer equivaler eso a una "catástrofe pública" equivalente a terremotos, inundaciones, incendios, accidente de gran magnitud, epidemia, situación de contaminación grave o desabastecimiento de productos de primera necesidad... suena como a broma.

Vamos, que el estado de alarma me parece pensado para cosas como si el 11M se hubieran ido las cosas de control, o si lo de la gripe A hubiese sido verdad, por ejemplo; no para una huelga, aunque sea una ilegal y moleste a mucha gente.

También me ha resultado curioso que no hayan esperado ni 24 horas para declararlo, y que lo hayan hecho por su máxima extensión (15 días).

He oído cosas como que se ha hecho porque si no los militares no podía tomar el control del tráfico aéreo. Me resulta extraño porque ya lo habían hecho 14 horas y 15 minutos antes de que se aprobara el decreto [4]. Y aun en caso de ser verdad... ¿no cabría preguntarse por qué es así? También he oído algunas cosas respecto a esto, pero como no dejan de ser rumores lo dejaré ahí.

Mi conclusión es que el estado de alarma se ha hecho por el simple hecho de amenazar a los controladores: Si no hacen caso a las autoridades una vez declarado están incurriendo en un delito penal. Y eso es todo.

Así que no deja de ser una manipulación de las leyes para hacer lo que querían. Un "el fin justifica los medios" que, a mi entender, es además ilegal.

Y lo que no deja de hacerme gracia es lo hayan hecho las mismas personas que, de hacerlo otros, se habrían lanzado a las calles hablando de golpe de estado y cosas similares.

[1] http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?id=BOE-A-1981-12774
[2] http://www.boe.es/boe/dias/2010/12/04-2/pdfs/BOE-A-2010-18683.pdf
[3] http://www.boe.es/aeboe/consultas/enlaces/documentos/ConstitucionCASTELLANO.pdf
[4] http://es.wikipedia.org/wiki/Militarizaci%C3%B3n_del_control_a%C3%A9reo_y_estado_de_alarma_en_Espa%C3%B1a_en_2010

miércoles, 13 de octubre de 2010

Primeras impresiones de Ubuntu

La verdad es que nunca he sido muy fan de Linux. Para mí el ordenador siempre ha sido una herramienta, y cuanto menos me complique la vida mejor. Pero últimamente he tenido que cacharrear con unas cuantas distribuciones de Linux para ni netbook (de lo cual puede que hable en otro momento). Eso, unido a que tengo un amigo linuxero que le da bastante publicidad, y que vi un anuncio de Ubuntu One (una herramienta de almacenamiento en la nube, también hablaré de eso alguno de estos días), hizo que me picara la curiosidad y acabase por probar la última versión recién salida del horno (la 10.10, con fecha de salida 10/10/10).

La instalación fue la mar de sencilla. Yo estaba pensando en qué particiones hacer mientras metía el pendrive que acababa de crear con las herramientas que indican en la página de Ubuntu, cuando vi un ficherito llamado Wubi.exe. Resulta que es una aplicación desde la que puedes instalar Ubuntu desde el propio Windows, te crea una especie de particiones virtuales del espacio que tu le digas y allí te lo mete todo. Si luego te cansas puedes desinstalarlo desde el propio panel del control de Windows. ¿Qué mejor para probarlo?

Así que poco más de media hora (resulta que la aplicación se baja la última versión aunque la tengas allí mismo) y un par de reinicios después tenía una instalación de Ubuntu en su "partición" de 17 Gigas. Quitando el indicador de la Wifi, que parpadea todo el rato como si fuese una alarma de autodestrucción, y la sensibilidad del touchpad, que tuve que tirarme un rato para acomodarlo a mi gusto (y aun así no estoy del todo contento), todo funciona perfectamente. En cuestiones de rendimiento, se nota bastante al encenderse y (especialmente) apagarse. En el resto no he notado demasiada diferencia, aunque supuestamente en una instalación normal debería ir más rápido.

Viene casi completamente preparado para el usuario "estandar", con su OpenOffice, su Firefox, una aplicación para redes sociales, y otra para mensajería instantánea. No trae java, ni flash, ni esas cosas típicas, pero se pueden descargar facilmente desde el gestor de aplicaciones que trae.

La aplicación para redes sociales (Gwibber) me pareció muy interesante. Te permite añadir las que quieras, te muestra las actualizaciones por orden cronológico de todas ellas (puedes elegir ver todas a la vez o solo alguna de ellas). Aqui comienzan los peros: Añadí Twitter y me funcionó perfectamente; añadí Google Buzz y me dijo que funcionó... pero no vi que saliera nada en la pantalla; por último intenté añadir Facebook, pero me tuve que quedar en el intento.

La aplicación para mensajería (Empathy) instantánea también me gustó. Igual que la anterior puedes añadir varias cuentas (no de Skype, lamentablemente). Yo añadí el chat de Facebook, MSN Messegner y Google Talk. Todo sin problemas. También tiene un pero, pero al menos no es un error: Te avisa en el instante en el que te dicen algo, pero no se queda como ventana emergente, con lo que si te levantas un rato más te vale revisarlo a la vuelta.

Una de las razones por las que me lo instalé fue Ubuntu One, así que tenía que probarlo. Me gustó bastante como se integra con el resto del sistema, y tiene una idea que todavía no entiendo como no se les ha ocurrido a los de Microsoft: Sincronizar el histórico de las conversaciones de mensajería instantánea. También me sorprende que ni Microsoft ni (especialmente, teniendo en cuenta lo focalizado que está en la nube) Google hayan sacado una aplicación similar; aunque me pregunto: si fuera Windows y no Ubuntu quien incorporase esta herramienta, si no empezarían a llover demandas por monopolio.

Una de las primeras cosas que instalé, siendo Windowsero, fue Wine. Para quien no la conozca es una aplicación que hace como de capa intermedia entre aplicaciones Windows y el SO, haciendo las llamadas a las librerías correspondientes de Windows. La amplia mayoría de las aplicaciones funcionan bien: Spotify o el Doom 3 corrieron como la seda. Hay algunas que van reguleras y otras que directamente no van (el Left 4 Dead solo me mostraba la animación inicial, por ejemplo).

Lo que menos me gustó es lo poco bien pensado que está para convivir con Windows. Creo que la mayoría de los usuarios que prueban Ubuntu por primera vez lo hacen en un ordenador en el que ya tienen Windows instalado, y vendría muy bien cosas como compartir la carpeta de documentos, o que alguna aplicación (de las instaladas con Wine o de las que tienen versiones para Windows y Linux) comparta alguna carpeta con la misma aplicación de Windows. Sin embargo esto no es facil para un usuario común, y de hecho yo pude hacerlo recordando el comando ln de los tiempos en los que trabajaba con Unix.

A pesar de ese defecto (que yo si fuera los de Canonical me centraría en resolver si quieren que Ubuntu se extienda) me pareció un SO bastante completo. Si yo fuera un usuario normal al que no le interesasen los juegos, o fuera autónomo, o tuviera una PYME (y no necesitase algo que requiera Windows, como programar en .Net) creo que no dudaría en ahorrarme un dinero con él (a falta de probar otros SO gratuítos).