Introducción
El 6 de mayo de 2010 se produjo en las bolsas de EE.UU. un evento que se conoce como el Flash Crash. Ese día, el Dow Jones bajó un 7% en solo 5 minutos, recuperando toda la pérdida tan solo 20 minutos después. Durante algunos momentos, las acciones de algunas compañías estuvieron valoradas en un centavo de dolar, mientras que las de otras superaron los 100.000$.
Aunque probablemente la única causa no fue el uso de tecnología para la compra y venta de acciones, está claro que jugó un papel fundamental en ello.
La compra y venta electrónica comenzó en 1998 cuando se reguló por la U.S. Securities and Exchange Commission (SEC), y a partir de entonces su uso ha crecido exponencialmente. Esto ha dado lugar a que transacciones que antes se realizaban en minutos u horas, gestionado por personas, ahora se haga en milisegundos o microsegundos, controlado tan solo por un sistema que compara precios de oferta y demanda, llegando a generar lo que se conoce como High-Frecuency Trading, o negociación de alta frecuencia, en la que son algoritmos los que compran y venden las acciones, manteniéndolas periodos de tiempo muy corto.
Análisis de las posibles causas.
Aunque no se sabe con seguridad cuales fueron las causas de este evento, existen diversas teorías, y en todas ellas aparece la tecnología como factor o catalizador.
Según un informe de la U.S. Securities and Exchange Commission (SEC) y la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), la causa original fue la venta de una gran cantidad de acciones programada mediante un mal algoritmo que no tenía en cuenta el precio de venta, y debido a la negociación de alta frecuencia se produjo un efecto en cascada.
Otras teorías apuntan a causas similares, en las que se dio alguna orden de venta masiva a precio de mercado, lo que provocó que se fuese vendiendo a precios menores cada vez más rápido. Incluso sin tener en cuenta el efecto de la negociación de alta frecuencia, es algo que no habría podido producirse antes de 1998, ya que hubiese requerido horas y la intervención humana habría hecho que el error aflorase mucho antes.
Uno o varios errores informáticos es otra de las posibles causas: Un análisis ha comprobado que en momentos precios al Flash Crash se produjeron retrasos en la transmisión de los precios en la bolsa de Nueva York y algunas otras. Algunos sugieren que estos problemas pudieron generar un déficit de liquidez que ocasionase el problema. De ser válida esta teoría, un problema que simplemente habría producido un ligero retraso en las transacciones se convirtió en algo mucho mayor debido a los efectos de la compra y venta electrónica de acciones.
Y por último, la posibilidad de que fuese algo provocado. Se conocen manipulaciones de precios de mercado, desde el “miércoles negro” de 1992, en el que George Soros ganó más de mil millones de dólares devaluando la libra esterlina, o las recientes noticias de manipulación del Euribor. La programación de algoritmos que causen este efecto es desde luego algo factible en un mercado tan volátil. Dentro de esta teoría se apunta directamente a determinado tipo de operaciones realizadas por algoritmos de negociación de alta frecuencia.
Valoración.
El verdadero problema de ese suceso, fuese o no provocado, es que mientras los compradores durante los 20 minutos que duró la subida ganaron grandes cantidades de dinero, mucha otra gente también las perdió. Se estima que aproximadamente un billón de dólares cambió de manos en esa media hora. Y fueron precisamente los usuarios de algoritmos de compra los mayores beneficiados, y a la vez el ciudadano medio fue el más perjudicado (en EE.UU. es común la inversión en bolsa como forma de ahorro, y la mayoría de los planes de pensiones constan de ellas; este tipo de inversiones suelen contar con “medidas de seguridad” en las que se venden automáticamente las acciones si bajan de un determinado precio).
A los pocos meses se aprobaron normativas y mecanismos mediante los que se ponen cortafuegos a este tipo de eventos: Por un lado se han establecido los denominados circuit breakers, por los que se interrumpe automáticamente el comercio durante 5 minutos de cualquier acción que cumpla una serie de patrones establecidos. Por otro, se ha dado a la Financial Industry Regulatory Authority (FINRA) la autoridad para bloquear el comercio de acciones cuando detecte situaciones potencialmente peligrosas y los circuit breakers no sean aplicables. También se depuró la normativa mediante la cual se puede deshacer la compra o venta de acciones por considerarse errónea.
Está claro que la situación actual supone una mejoría, pero en mi opinión no dejan de ser parches que no atacan al verdadero problema. La inclusión de la tecnología en la compra y venta de acciones ha desvirtuado el significado de las mismas: El acto de comprar unas acciones ya no es una inversión, en la que el precio es acorde al valor y los resultados de la empresa, sino un acto de especulación, comprando y vendiendo el mismo paquete de acciones en menos de un segundo. No es un problema que no existiese antes, pero es algo que se ha agravado en órdenes de magnitud, y de hecho el Flash Crash no se habría podido producir antes de 1992. También se aprecia como cada vez más la volatilidad en las bolsas es cada vez mayor, con variaciones en el precio de una acción a lo largo del día cada vez mayores, de lo cual la negociación de alta frecuencia no es solo la causa, sino que sus usuarios son también los mayores beneficiarios.
Prohibir el la compra y la venta de acciones de forma electrónica no parece la solución, ya que agiliza el funcionamiento de ese mercado, y facilita al ciudadano medio su acceso. Pero limitar el uso de algoritmos para la compra y la venta de acciones, especialmente los de alta frecuencia, resolvería gran parte del problema. Por ejemplo, suponiendo que el Flash Crash no fue provocado, si la negociación de alta frecuencia hubiese estado prohibida, el problema habría afectado a un número de acciones muy reducidas (aquellas que fueron el origen) y en mucho menor grado.